En una noche de invierno, en que mi abuela dormía, con la ventana abierta, estaba acostumbrada al frío, era de Santander. Oyó la voz de un hombre y llamó a mi padre creyendo que había entrado un hombre en su habitación, no era tal era un periquito que hablaba, era Arturo, entonces mí periquito se miraba al espejo y decía Arturo que guapo eres, y Arturo pajarito Arturo con el tiempo cuando mi padres venia de la oficina decía Carmen ponme la comida, que era lo que decía mí padre después de darle un beso a mi madre, después de venir del trabajo, si por las noches, le abríamos la jaula, se posaba en el hombro, mío y de mí familia, le dábamos con la cuchara sopa y la bebíay a las doce de la noche mi padre le día, Arturo a tú casa y el periquito se posaba en el techo de la jaula y a continuación a regañadientes se metía dentro.