lunes, 21 de enero de 2013
PARQUE
CASTAÑOS ROJOS
Sigue lloviendo, tenue, dulcemente, podría decirse que el cielo sintió ansias de deshacerse lentamente de su preciado líquido, precipitándolo suave sobre el histórico parque del Retiro.
Un manto gris nos cubre acariciante; fuera, en la calle, los coches se cruzan y entrecruzan veloces, sólo detenidos, molestos, por el inoportuno semáforo, gracias al cual tú y yo cruzamos la calle O'donnell, casi en su encuentro con la de Alcalá. Ignoro si sus conductores son conscientes de este paraíso de naturaleza, en medio de una urbe enloquecida por prisas y trabajos.
Los castaños comienzan su metamorfosis, las puntas de sus hojas van dorándose y presentan una maravillosa gama de colores; algunos enrojecidos de dolor por su futura desnudez, muestran su postrera coloración, yendo desde el rosa romántico al ardiente fucsia y por fin al incipientse y apasionado granate.
¡Qué locura de colores, Katia!
¡Qué regalo para la mirada!
¡Qué profusión de sensaciones llegan al alma! contemplación, embeleso, hechizo, dulzura, paz; Me extremezco ante tal belleza y al comprobar que no estás conmigo, grito tu nombre. De repente sales de tu escondite y cual gacela perdida, saltas y correteas de lado a lado del paseo antiguo de coches, hoy de digno nombre político.
Cuando al fin te aproximas, balbuceo al aire algunas palabras de mi entusiasmo, con la certeza de no ser comprendida; te hablo de la lluvia menuda, de los castaños arropados por el apoteosis de su belleza, del plomo que nos cubre y parece penetrar en nuestros cuerpos, etc. Recogido todo en mi retina, lo guardo armoniosamente para plasmarlo en mi relato.
Tú, cariñosa, te vas lenta a la orden de mi mando, coqueta, contorneándote, como dispuesta a pasar por la pasarela de un desfile otoñal; tu rabo ondulando el aire, su puntita negra dirigida al cielo, demostrando agradecida mis palabras cariñosas.
Seguimos caminando al encuentro de los magnolios, el perfume de su floración primaveral llega a mí a través del recuerdddo, que a veces lo consigue todo y creo aspirar su fuerte y penetrante aroma y recrearme entre sus voluminosas flores blancas de pétalos acerados, cual rosas tejidas con nieve, que en primavera y veraqno embalsamaron el parque con su olor y dejo volar mi imaginación.
Compruebo el contraste tan fuerte del colorido verde de los pinos, abetos, magnolios y toda la gama de árboles de hoja perenne, con los dorados castaños, que por innovadores y cambiantes atraen toda mi atención.
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Qué buen escenario has escogido!!
ResponderEliminarComo nos envuelve Katia con sus relatos, que gusto.
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