CELOS DE LOS ARBOLES
Hoy sentí celos de los árboles
de sus cúpulas verdes
lamiendo suaves el azul celeste,
de los cielos que caprichosos
accedían a sus caricias
y de los pájaros, que, risueños
trinaban en mis oídos
entonando sus canciones amorosas.
Envidié las florecillas silvestres
que bailarinas, danzaban
junto a sus hierbas, discretas,
alfombrándose a sus pies,
revistiendo de hermosura el suelo.
Sí, sentí celos del tenue aire
que danzando sobre mi,
modulaba a su gusto mis cabellos,
de la la placidez de la tarde,
de la semblanza de las nubes
moteando leves, desmelenadas al cielo
y en su adorno, arrobar,
en embeleso las almas.
Celé de la superioridad del sol,
de su paz y hermosura
de su equilibrio y tenacidad
de su irse discreto
de su desaparecer sin enfrentamientos,
humillándose ante la visita de la luna
sin luchas ni recelos
Tuve celos de su oración constante
ausente de sufrimientos y llantos.
Y sumergida en todo ello.
Arropada por la naturaleza,
quise dejar de ser yo,
sentirme en la nada,
elevar mi oración sin lágrimas,
mi amor, como ellos: Sin llanto.
¿ Por qué, por qué tanto dolor?
¿Cuando cesará la incomprensión,
la discordia, la amargura y el error?
¿Por qué no introducirnos en tu Nube,
en tu única Nube de Amor
y la oración deja de ser llanto del corazón
para volar sólo en tu alborada,
inmersa en tu color?
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